27/5/10

Brownie, la receta del estreno

(Aprovechando que hoy, 27 de mayo, es el Día Nacional del Celíaco, estreno esta sección de mi blog con un guiño muy especial a todas aquellas personas que vivimos con una intolerancia al gluten: tanto a los que lo saben desde niños, por su tesón y constancia en la dieta; como a los que lo hemos sabido de mayores, por conseguir olvidarnos de lo que fuimos y disfrutar por fin de lo que somos.

Espero compartir muchas y muy deliciosas mañanas desde este huequito de mi blog con todos, celíacos o no celíacos, a los que os interese descubrir que la comida sin gluten está muy lejos de ser insípida o inalcanzable. Hoy empiezo un nuevo diario de recetas con la ilusión de poder demostraros que, como decía el genio de la cocina francesa: Brillat-Savarin, “un plato nuevo contribuye a la felicidad humana más que una nueva estrella”).

Me siento viva desde enero de 2006 y por fin he amasado las fuerzas e ilusiones suficientes para comenzar este diario del comer para el placer. Atrás quedaron las envidias por los platos apetitosos, las tentaciones por los prohibidos, las ganas de comer y no poder y la angustia por lo que fue y ya no será.

Creo que no hace falta que de más explicaciones, pues contar largas historias no conduce a nada cuando todo ha pasado y tanto el presente como el futuro son mucho más prometedores.

Os deseo una deliciosa primera mañana sin gluten,
 b r o w n i e    r e c e t a      
                                    
- 200 g de chocolate negro
- 75 g de nueces molidas /almendras molidas
- 100 g de mantequilla
- 2 cucharadas de maicena
- 100 g de azúcar de caña
- 3 huevos  

1. Precalentar el horno a 180 ºC
2. Cortar el chocolate en pedazos y fundirlo junto a la mantequilla al baño maría. Dejar que temple y mezclarlo con las nueces/almendras molidas y las cucharadas de maicena.
3. Batir los huevos y mezclar con el azúcar hasta que quede una crema untuosa.
4. Añadir poco a poco los huevos con el azúcar a la masa del chocolate y remover hasta que quede homogéneo.
5. Untar un molde grande o varios moldes pequeños con mantequilla y espolvorear un poco de harina para que no se pegue al cocerse. Verter la mezcla.
6. Cocer en horno a temperatura media (180º C) durante unos 20-30 minutos.

Disfruta con cada bocado!

  b r o w n i e    r e c i p e

 - 200 g dark chocolate
 - 75 g milled walnuts / almonds
 - 100 g butter
 - 2 Tbs corn starch
 - 100 g brown sugar
 - 3 eggs

1. Preheat the oven to 180ºC.
2. Cut the dark chocolate into small pieces and  melt it with the butter. Let them get cold and mix it with the milled walnuts / almonds and the corn starch.
3. Whisk the eggs and add the sugar. Stir til it gets creamy.
4. Add the cream to the chocolate mixture.
5. Grease a big cake tin or some small ones. Pour the mixture into it.
6. Bake it 20-30 minutes (180ºC).

Have a nice bite!

23/5/10

Leyendo en el parque

Los domingos suelen tener dos caras. La de la mañana que aún induce al descanso y a la pasividad y la de la tarde en la que se apuran las últimas horas de libertad que nos arranca el lunes.

22/5/10

De deseos y frustraciones

Un par de conversaciones con dos personas diferentes durante esta semana me han hecho reflexionar sobre los deseos frustrados.

Aún recuerdo cuando, tan solo hace unos años y sin conocer buena parte de la literatura de los audaces aventureros y exploradores de otros continentes y épocas, ya adornaba mi imaginación augurándome un futuro en África. Mi visión puede que fuese puramente inocente pero no estaba exenta de motivación y una aspiración voraz a hacer algo que parecía entusiasmarme.

Por aquel entonces, leía mucho sobre desarrollo de comunidades rurales en países subdesarrollados y me sentía totalmente capaz de viajar al continente africano para colaborar en un proyecto de turismo comunitario. No se trataba de un simple capricho y contacté con un tal Erling Kavita, antiguo alumno de mi tutor de tesis, recién licenciado y renombrada eminencia ya en en asuntos turísticos en Namibia.

Lo que desluce toda esta historia es que hasta ahí puedo leer porque todo se detuvo de repente. No sé verdaderamente cuál fue el motivo, miedo no, puedo asegurarlo. Hoy, echando la  vista atrás, me doy cuenta que las cosas hay que hacerlas en el momento justo en que se desean o de lo contrario la frustración se convierte en un mal sueño.

Suelen decir que nunca es tarde, pero las circunstancias cambian aunque el deseo siga latente. Creo que por eso hoy me apasiona contagiarme del blog de Jaime sobre su proyecto en Angola, porque imagino que con sólo leer, puedo suplantar su identidad y embarcarme en esa aventura que enseña tanto sobre la vida a nosotros, los que estamos en el otro lado del mundo.

11/5/10

Diarios de Alcoba

Ups... y llegó el desvelo: ese mal que cuando intentas dormir y no puedes, es un infierno o ese dulce momento en el que te despiertas y sientes una necesidad apoteósica de rellenar páginas en el diario. A veces fruto de los nervios, otras del ruido de los vecinos y otras motivo de la sinrazón... siempre se puede aprovechar para sacarle partido o..., por el contrario, para alcanzar la desesperación absoluta.

Esta noche me hubiera gustado estar en África y, al menos desvelarme con el ruido de la naturaleza y sentir la inspiración de narrar aventuras como la de alguna de esas valientes exploradoras de siglos pasados a las que leo. Sin embargo estaba en mi cama de Madrid desvelada y, para colmo, con el síndrome de piernas inquietas, pero no por motivos de salud sino por la estrambótica música que lleva unos meses turbando mi sueño, que es muy preciado.

4/5/10

Crónicas de Pushân: Cádiz

Del Cádiz de Alberti, la cal hirviente de sus muros porque lo blanco, a lo más blanco desafía.
Del Cádiz de Neruda, la claridad más verde porque la lluvia y el viento juegan en el vacío.

Allí me acosté con una canción de grillos y nada más. Triquiñuelas las del silencio intentando sortear la maraña de calles entre naranjos. La nuestra era una casa como todas las demás: encalada y con ventanas sobresaliendo por sus herrajes negros. Sin embargo, el interior era un museo, una colección de piezas auténticas al más puro estilo andaluz y con reminiscencias árabes. Desde la azotea y entre tejados, la mirada atenta de Medina Sidonia se centraba en los molinos de viento y, a lo lejos, en el mar de San Fernando. Olor a jazmin y flores en cada esquina. Tirantes y sabor eterno a verano.