12/11/10

Lo rústico

Creo que hay pocas cosas que me atrapen tanto como el carácter idílico del campo y, aunque en esta etapa de la vida sea más urbanita, me gusta pensar que siempre hay posibilidad de escaparse.

En cualquier lugar: ciudad o campo; mar o montaña, hay algo que inspira y que no deja que los sentidos se adormezcan en el vacío de la nada. Pero para mí el campo es diferente: es la vuelta a las raíces, al reloj del tiempo detenido, al ritmo vital sosegado y a la autenticidad de las personas...es volver para encontrar.

Os cuento todo esto porque probablemente hoy esté echando de menos imágenes como ésta después de estar por fin en el camino de conseguir un pan rústico o pan de hogaza, tal y como lo llamamos en mi casa, sin gluten y con toda la esponjosidad y el sabor de las rebanadas de mis meriendas, aquéllas rurales.

Últimamente me dedico a investigar el horneado con harinas de diferentes cereales sin gluten así que según vaya obteniendo resultados, os iré contando. Además, próximamente dedicaré un post a todos los cereales y harinas que hay y no conocemos por hacer prevalecer el trigo en nuestra cultura. Hay muchas y muy interesantes posibilidades.


Este pan rústico es una mezcla de sarraceno, lino, salvado de guisante, de arroz y de maíz. De la textura no digo nada porque salta a la vista y del sabor... pues que me pasaría todo el día masticándolo en sandwich, en rebanada de mermelada o en la clásica de mis meriendas: la de nocilla.



Estoy feliz con el resultado, me da esperanzas ir descubriendo que ya no voy a tener por qué echar de menos todo lo que no puedo comer.

p a n   r ú s t i c o

- 500 g de harinas de grano integral: trigo sarraceno, lino, salvado de arroz y de guisante y almidón de maíz (yo he utilizado Brot-Mix Dunkel, de Schär)
- 10 g de aceite de oliva
- 20 g de levadura fresca
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de azúcar
- 650 ml de agua

1. En un bol, diluir la levadura fresca en agua tibia (menos de 30ºC).
2. Amasando con la mano o con un procesador, comenzar a mezclar la harina con el agua y la levadura.
3. Incorporar la sal y el azúcar y seguir amasando.
4. Ir añadiendo el aceite de oliva y continuar con el amasado. Cuanto más aire le metamos a la mezcla, mejor fermentará y más esponjoso quedará.
5. Dejar fermentar la masa 45 minutos en la bandeja del horno tapada con un paño o en el molde de la forma que le queramos dar cubierta con un film transparente.
6. Precalentar el horno a 180ºC
7. Cuando la masa haya doblado su volumen, pintar la superficie con aceite si se desea que quede más blanda o con huevo si se desea más crujiente.
8. Hornear a 200ºC de 45-60 minutos dependiendo del tamaño que se le de a los panes: si es más grande más tiempo que si es más pequeño.
9. Dejar enfriar antes de cortar.

Espero que, si os animáis, lo podáis disfrutar tanto como yo :)