19/4/11

Tulipanes, galletas, bombones y ELLAS...

La alegría no solo ha venido cargada de flores y hojas nuevas en los árboles, también ha llegado por avión a visitarnos y está siendo fantástico compartir estos días de sol y calor que nos han alejado del frío a este lado de Europa.



Las bienvenidas y las despedidas en casa siempre tienen su aliciente gastronómico, turístico y, sobre todo, sentimental, algo que queda registrado en nuestros estómagos, fotografías y nuestra memoria intemporal, es decir, algo que nos deja un "buen sabor de boca" a los que nos quedamos y a los que se van. Los mensajes en nuestra pizarra se han convertido en un reclamo para nuestras visitas: a ella le dan vida con sus palabras y a nosotros nos conmueven. Así, mirar hacia ese rinconcito siempre es una magnífica manera de comenzar el día o de acabarlo.


Ha sido un fin de semana dedicado a los tulipanes y al queso Gouda. Desde el año pasado, que ha sido la primera experiencia, hemos instituido como obligación placentera, asistir al espectáculo de los tulipanes en su mejor periodo de floración del año, por ello no quisimos perdernos Holanda en este fin de semana ni tampoco dejar que nuestras invitadas se fueran sin disfrutarlo.



Además de este viaje y como decía al principio, las cenas, las comidas y algo que me fascina: los desayunos en casa, son una manera de convidar a quienes nos visitan para celebrar el reencuentro y para, en la medida de lo posible, deleitarles con una buena comida y una mejor sobremesa, la garantía para que vuelvan.


Mi deseo es demostrarles que son especiales y al final me acaban haciendo sentir especial: unas galletas de mantequilla con mensaje en neerlandés por una cajita de colección que guardaba los más deliciosos bombones artesanales de una bonita chocolaterie belga, los primeros sin gluten que me han regalado. Adoro los bombones y éstos me han recordado a los que soñé tener de pequeña cuando no me quería ir a la cama sin ver los capítulos de "Celia". A ella su padre siempre le traía chocolate envuelto en cajas maravillosas.



Lo peor de las visitas es que vienen y se van pero al igual que no tardarán en irse, sé que no tardarán en volver.