9/11/13

Amarillo

No enamorarse del otoño es casi tan imposible como dibujar el sonido de una hoja al caer en el agua.


No tengo muy claro si cambiaría Bruselas por otra ciudad en esta estación. Hay algo especial en sus parques, más alla de los colores, de la hojarasca y de la lluvia. Quizás lo eche de menos algún día.

No estoy mal aquí, no me gustaría irme de momento pero nunca se sabe, las oportunidades están donde uno las busca o donde el destino se encarga de que las encuentre.


Esta ciudad me ha enseñado más cosas de las que nunca pude imaginar, creo que ha sido el lugar donde más partido he sacado de mí misma sin ni siquiera haberme dado cuenta. Y puede que aún me quede algo por descubrir. Esto por lo menos compensa algunas otras cosas que me pierdo, personas a las que veo menos de lo que quisiera, risas y abrazos que echo de menos y un poco de libertad que se ha quedado cogiendo polvo en el trastero.


Han sido muchos días de lluvia, cambios y adaptaciones y encontrar tiempo para conciliar pasiones y obligaciones nunca es tan sencillo como parece. Lo que está claro es que no dejo de perseguir el color del otoño y eso se ha traducido en mis pretensiones culinarias de esta semana. Es cierto que tengo una ventana que me lo recuerda constantemente.


l e m o n  -  a l m o n d   b a r s

- 200g de polvo de almendras
- 80g de sirope de agave
- 100ml de mantequilla derretida
- 2 limones (zumo y ralladura de ambos)
- 4 huevos
- 50g de fécula de maíz

Precalentar el horno a 180ºC y engrasar un molde cuadrado.
En un bol, mezclar las almendras en polvo, la mitad del sirope de agave y la mitad de la mantequilla derretida. Cubrir la base del molde con esta mezcla pasando una espátula para repartirla bien y que quede más o menos alineada. Hornear durante 10-15 minutos hasta que empiece a dorarse ligeramente en los bordes. Sacar y reservar.
Batir el zumo y la ralladura de los limones, los huevos, el resto del sirope de agave y de la mantequilla y la fécula de maíz. Incorporar esta mezcla a la base de masa de almendra y hornear durante 15-20 minutos o hasta que la superficie sea estable y quiera comenzar a dorarse (no dejar que se dore para conservar el color amarillo). Retirar del horno y dejar enfriar.
Desmoldar y cortar en cuadraditos. Servir con un topping de mascarpone si se desea.